domingo, 8 de febrero de 2015

Prohibido recordar. Cortometraje sobre la #MemoriaHistórica

Prohibido recordar. Jóvenes alumnos del IES San Isidro han resultado premiados en el concurso creativo de ideas “Creando nuestra Historia” de la Fundación Internacional Baltasar Garzón (FIBGAR) con dos propuestas elegidas que llevan el mismo nombre, un rap y  un cortometraje.

Los alumnos del IES San Isidro han creado este cortometraje y este rap reivindicando la necesidad de conocer la propia historia en un país en el que incomprensiblemente, después de años de democracia, se sigue ocultando.

La Fundación Internacional Baltasar Garzón  ha creado y promovido talleres bajo la denominación de “Jóvenes y Derechos Humanos: Conociendo nuestra historia”. Estos talleres y vídeo forums han servido para sensibilizar e informar a los jóvenes alumnos de Secundaria y Bachillerato sobre los Derechos Humanos y la Memoria Histórica, todo ello acompañado de la convocatoria de un concurso creativo. La fundación realizó un total de 38 talleres y cinco vídeo forums entre el 4 de febrero y el 17 de diciembre de 2014. El proyecto llegó a ocho institutos de Educación Secundaria de Madrid e implicó a 911 jóvenes y 48 profesores.

En los talleres se han recogido ideas acerca de diferentes aspectos relacionados con el derecho a saber y la Memoria Histórica, a través de cuestionarios anónimos que han rellenado los alumnos sobre cuestiones como la percepción de la importancia del conocimiento sobre la historia general y familiar o la valoración del derecho a la reparación de las víctimas de la violaciones de derechos fundamentales.


Rap



domingo, 1 de febrero de 2015

La Guerra Civil en el aula. Carmen Güerri

Durante la comida familiar de este domingo, hablaba con mi hermano, historiador para más señas, sobre el desconocimiento tan grande que se tiene en nuestro país sobre esa reciente etapa histórica de la II República y del Golpe de Estado de Franco que causó millones de muertes. 

Comentábamos como ingentes cantidades de documentos manuscritos y vivos se están perdiendo día a día, muchos irrecuperables para nuestra memoria e incomprensiblemente secretos otros aún. 

En un post anterior, sobre los españoles en el campo de Mauthausen. Carlos Hernández comentaba como la página que él había creado para reconocer y conservar la historia viva de los presos españoles, sería impensable en la mayoría de los países, pero no en España, donde la memoria colectiva continua secuestrada.

Bueno, como hablábamos de "aprender por casualidad", no podía ser menos, que toparme por casualidad con un tuit, que para mi desgracia no conservo (y me gusta hacerlo para reconocer las fuentes) en el que hablaba su autor de un archivo fotográfico online sobre la mal llamada guerra civil: Alvero y Segovia

Deshilvanando la madeja, llegué a este interesante documento de Carmen Güerri Martín, "La Guerra cicil en el aula".
En las fotografías seleccionadas están representados diversos aspectos de la contienda, haciendo especial hincapié en los efectos catastróficos de la guerra, tanto para los combatientes como para los civiles. Los ejes sobre los que se articulan son:
  • La devastación del entorno, destrucción de viviendas y pérdida de hogares y de efectos personales.
  • Las víctimas militares y civiles.
  • Los combatientes y la dureza del combate.
  • La desestructuración familiar, los niños a cargo de las generaciones mayores, bien por muerte de sus progenitores o por encontrarse en el frente o trabajando en tareas de retaguardia.
  • La infancia destruida, arruinada.
  • La intervención extranjera, las Brigadas Internacionales.
  • El éxodo.
  • La represión.

Filmin una fuente inagotable de cine para ver en aulas y en familias

Deportados. Una web y cuenta de Twitter en tiempo real sobre los españoles en Mauthausen.

DeportadosEn un país intencionadamente desmemoriado, el periodista Carlos Hernández, ha creado una web , Deportados, para difundir el conocimiento de los más de 9.000 españoles que sufrieron la deportación al campo de concentración de Mauthausen.

Se compagina con su cuenta de Twitter, @deportado4443, en la que Antonio Hernández cuenta el día a día de su vida en el campo de concentración de Mauthausen como si estuviera sucediendo en la actualidad.

También puedes ver
Este proyecto comenzó a fraguarse en la primavera de 2013 cuando Carlos Hernández comenzó a investigar la historia de un familiar muy cercanoque había estado recluido en el campo de concentración de Mauthausen. Su nombre era Antonio Hernández, un hombre sencillo, de aspecto avejentado pero muy alegre que venía todos los años a visitarlos desde París. Fallecido en 1992, su vida siempre había sido un misterio que, ahora, queríamos desvelar.

El periodista Carlos Hernández, autor de Los últimos españoles de Mauthausen, donde se revela la complicidad de Franco con Hitler en las deportaciones de 9.000 españoles

El objetivo de esta web
  • Cubrir el hueco que dejan los libros y los discursos oficiales que apenas mencionan, si es que lo hacen, la muerte de españoles en los campos de concentración nazis
Esta web no sería necesaria en naciones como Francia, Bélgica, Holanda o la mismísima Alemania. 

Cuando se cumplen 70 años del fin de la barbarie nazi, 
  • Solo hay un país en el mundo en el que sigue habiendo calles y plazas dedicadas a la memoria de personalidades fascistas. 
  • Solo hay un país en el mundo en el que el Gobierno participa en homenajes a las unidades militares que ayudaron a Hitler a destruir Europa y a aniquilar a millones de personas. 
  • Solo hay un país en el mundo en el que se niega justicia y reparación a las víctimas de un régimen totalitario. 
  • Solo hay un país en el mundo en el que los documentos oficiales de toda una época no están en los archivos públicos, sino que permanecen en manos de fundaciones (legales, por cierto) que llevan el nombre de un dictador y de sus lugartenientes. 
  • Solo hay un país en el mundo en el que se sigue dando la espalda a quienes fueron torturados y asesinados por defender la libertad y por luchar contra el nazismo. Ese país, lamentablemente, es el nuestro y esa es la razón principal que nos ha empujado a crear esta humilde página.


sábado, 31 de enero de 2015

Soy sobrina de un superviviente del campo de exterminio de Mauthausen

Fui consciente de ello desde muy pequeña. En casa se hablaba quedo del asunto; no había que remover cosas turbias cuando aún vivía el dictador.
Mi familia republicana por parte de padre había perdido mucho: un padre en la cárcel de Alicante, un hijo muerto en la guerra, dos refugiados en Francia...
Mi tío José salvó a mi padre de un destino igual al suyo cuando se lo encontró en un campo de refugiados en el país vecino y le ordenó que volviera a España. Contra él todavía no había cargos. Se había ido a la guerra muy joven, no le había dado tiempo a nada. No se ensañarían con él si volvía. Mi padre le hizo caso... y vivió la vida de los perdedores en su país, en su pueblo, con sus caciques y su hambre en una casa de varios hermanos... rojos...
Mi tío José continuó en Francia, no tenía otra alternativa. Se había destacado en la guerra, si volvía era hombre muerto. Y allí, como si todavía no hubiera tenido bastante, lo hicieron prisionero los alemanes, y como a todos los republicanos españoles, lo llevaron al campo de exterminio de Mauthausen. Fue la negativa de Franco a reconocer la nacionalidad española de los prisioneros lo que hizo que fueran enviados a los campos como apátridas, por eso llevaban el triangulo azul. Algunos pocos llevaban el triángulo rojo de presos políticos. No sé cuál llevaba mi tío, supongo que le hubiera gustado más el último... Ahora ya no se lo podré preguntar...
Y no es porque muriera hace algunos años; en vida tampoco le preguntábamos mucho. Su mujer nos rogaba que no le sacáramos el tema porque se ponía muy nervioso y las pesadillas nocturnas arreciaban.
Las pocas veces que habló del campo se me han grabado para siempre. Es rigurosamente verdad que se les recibía con la famosa frase: "De aquí sólo saldréis de dos maneras: por esa chimenea (y señalaban las de los hornos crematorios) o, si queréis acabar antes, agarrados a la valla electrificada".
Hablaba de las interminables horas para que los contaran de pie en la nieve, por la mañana y por la noche, con solo el uniforme de presidiario encima. Cuando volvió a Francia, ya liberado, fue considerado invalido de guerra porque había perdido la sensibilidad en la punta de todos los dedos de las manos y pies.
También nos habló de la cantera, de esos 186 escalones de la muerte que tenían que subir varias veces al día cargados con las pesadas piedras. Todo el mundo sabe que esa escalera está regada con sangre de españoles.

Día de la liberación del campo de exterminio de Mauthausen (Austria)

Nos contaba que muchos no lo podían resistir y terminaban arrojándose desde arriba al vacío. Era una forma limpia de terminar lo que los nazis pretendían poco a poco, aprovechándose de su trabajo mientras podían hacerlo.
Decía que el trabajo en la cantera era extenuante y la locura de los nazis, también. Nunca sabían cómo iban a reaccionar a según qué cosas. Contó una vez que estaba tan exhausto y hambriento que dejó de picar piedra y se echó al suelo dispuesto a morir. Uno de los capos (presos con prerrogativas y que eran más crueles que la propia SS) empezó a darle una paliza de la que pensó que no saldría vivo. Entonces un soldado nazi lo interrumpió diciendo: "Deja en paz al petit espagnol". La vida pendía de un hilo, y ellos no sabían nunca cuándo se rompería.
Tuvo que ver cómo su amigo del alma, un catalán "pintor de cuadros y de cuadras", como él mismo decía con humor, le saludó alegremente diciéndole que iba a las duchas con los yugoslavos del campo. Nunca lo volvió a ver. Con el tiempo aprendería que podría soportar sacar en carretillas a los gaseados,  para llevarlos después a los hornos.
Todo este horror hizo que los españoles empezaran a organizarse: tenían experiencia por la guerra.
Y su suerte, poco a poco cambió: lo destinaron a las cocinas y entró en la Resistencia del campo. Desde llevar las peladuras sobrantes de las patatas a cualquier cosa que se pudiera robar, la organización de la Resistencia ayudó a los que más lo necesitaban.
Mi tío decía que fue eso lo que le salvó la vida, tener una misión que cumplir y aferrarse a ella. Desde entonces, los pequeños sabotajes en el campo eran un triunfo y una esperanza para los que ya no la tenían
Fue liberado por los americanos el 5 de mayo de 1945, tres años y medio después de haber entrado, pesaba 42 kilos.

Ficha detallada de los datos de mi tío en el buscador del Gobierno sobre presos en Campos de Concentración


Mucha gente se ha interesado en su historia. Primero en Francia, su país de adopción y donde vivió hasta su muerte, luego en España. Periodistas y escritores franceses se ofrecieron a poner su vida por escrito si él la contaba. Jamás lo consintió y nunca dijo por qué. Sin embargo fue un miembro activo de las sociedades que se crearon después al amparo de aquella barbarie.
Al final tuvo una vida feliz y murió a los 95 años. Venía todos los veranos y terminó comprándose una casa de recreo aquí. Me hubiera gustado hacerle hablar más veces y saber... ¡era historia viviente, muestra de que el horror existió! Pero se tensaba mucho y nosotros queríamos más al tío y hermano que al republicano exiliado que fue. Le dejábamos en paz, aunque ahora que pienso ir a Mathausen a rendirle homenaje, bien que lo siento.
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He dejado aquí parte de mi Memoria histórica. Yo, afortunadamente, no tengo muertos anónimos en zanjas, pero sí un familiar republicano español al que se le ha escamoteado la dignidad de su lucha durante muchos años, y aún hoy día. El primer presidente español que acudió a depositar un ramo de flores por los caídos en Mathausen fue Zapatero, y el único, que yo sepa.