lunes, 19 de marzo de 2012

"Me salvó de los nazis un niño. Se llamaba Juanito" Natalia Junquera, El PAíS, 19/03/2012


Uno, hijo de republicanos, huía de Franco; el otro, hijo de judíos, se escondía de Hitler. Y un matrimonio belga los convirtió en hermanos en 1942.
Juan Manrubia Sánchez, Juanito, tenía siete años, y Zenon Fajertag, dos. “La única condición que los Materne pusieron para esconderme en su casa de Bruselas fue que Juanito, que ya llevaba unos años con ellos, estuviera de acuerdo. Así que mi madre y yo esperamos tres horas a que volviera del colegio. Cuando llegó, le preguntaron: ‘¿Quieres tener un hermanito?’ Y él dijo: ‘¡Sí!’ Así fue como me salvó la vida. No sé qué habría sido de mí si no me hubiera quedado con aquella familia. Sí sé que los niños que capturaron los nazis terminaron muy mal, fueron enviados al Campo de Malines, a Auswichtz...”, cuenta hoy Zenon, de 71 años, que luego cambiaría su nombre por el de Zalman Shiffer.
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Al terminar la guerra, Sara, que entonces pesaba menos de 40 kilos, recuperó a su hijo. “Despedirme de los Materne fue tan difícil...”, recuerda Zalman. “El último día me regalaron un reloj con la pulsera de plástico que aún conservo con mucho cariño”. En 1949, Sara y Zalman emigraron a Israel. Siguieron en contacto con Juanito hasta los 14 años, incluso se fueron juntos a la playa alguna vez, pero terminaron perdiendo el contacto.
“Volví a Bélgica en 1965, pero mis familiares me dijeron que los Materne habían muerto y que Juanito había regresado a España con su familia”. Zalman volvió a Israel, donde se convertiría en un reconocido economista, convencido de que encontrarle era imposible puesto que ni siquiera sabía sus apellidos españoles. Y no lo intentó más.
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La historia llegó a oídos de la Fundación Raoul Wallenberg, dedicada a difundir el ejemplo de un diplomático sueco que durante la II Guerra Mundial salvó a muchos judíos de los campos de exterminio nazi y que concede la distinción de “justos entre las naciones” a quienes arriesgaron su vida para salvar las de judíos. La fundación se implicó en la búsqueda y descubrió que Juanito había sido adoptado legalmente por los Materne y tomado sus apellidos; que en 1965, cuando Zalman fue a Bélgica, seguía allí, en la misma casa en la que ambos habían convivido. Y que, desgraciadamente, había muerto en 2003. “Enterarme de aquello fue como recibir una patada en el estómago”, dice Zalman. “¡Pensar que se había quedado en aquella casa, que había estado en la misma ciudad sin verle...!”. 
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